martes, 25 de septiembre de 2018

Un mensaje para ti.

Sé que llega el momento la fecha en la que tengo que tomar Lla Ddecisión de si quiero continuar mi experiencia en Chile, en el SJM, un año más. O si, por el contrario, decido retornar a España cuando se cumpla un año de mi llegada.

Hace unos días, tres buenas mujeres que forman parte de mi vida, me hicieron Lla Ppregunta (sí, como cuando toda mujer cumple "una edad para tener hijes"). Es una pregunta donde quise responder de la forma más clara, directa para que la persona que lo leyese se sintiese en mis pies a la hora de leerla.


Y bueno, creo que fue realmente clara y completa, así que, haciendo unas pequeñas modificaciones, aquí la dejo (para ti, ojos curiosos, que seguro que también te intrigará saber qué pasa por mi mente y mi corazón ahora mismo):


No sé si te conté (porque hay un momento donde una pierde un poco el norte con qué le cuenta a cada quién) que un poco la 'estrategia' que pensé para que me ayudase a tomar la decisión sería hablar del tema con diferentes personas (de Chile, de España) con mayor-menor nivel de implicación conmigo y la experiencia. Esto fue más o menos por Julio.
Pasado el mes y muchas conversaciones, yo sentía que emocionalmente ya había tomado la decisión y sólo falta conectarlo con mi parte racional, así que a principios de Agosto, me fui al sur de Chile, a Tirua (población mapuche) a conocer esa realidad, empaparme de ella, y aprovechar los momentos sola para ver si me era posible realizar esa conexión.

Lo hice: había tomado una decisión.

Por recomendación de mi acompañante (y que seguramente la repita para la decisiones grandes en mi vida), decidí darme un tiempo, un ciclo concretamente (no se si te conté que estoy en una Comunidad online donde se estudia, trabaja y habla del ciclo menstrual) y pensé que, si todas mis Martas estaban cómodas con la situación, es que sería la correcta y sino se debería repensar. Una vez pasado este tiempo, si fuese la correcta, ya me encargaría de comunicarlo (sobretodo a Entreculturas, para la gestión de que busquen o no una nueva persona para el proyecto).


Chile está siendo una experiencia reveladora, sobretodo por cómo me estoy conectando conmigo a nivel personal y emocional. También porque, debido a la realidad de Santiago, siento que he ganado infinita sensibilidad con el fenómeno migratorio y las desigualdades de trato en un país dependiendo, fundamentalmente, del nivel adquisitivo de la persona que migra. Las ideas preconcebidas, los prejuicios y el etnocentrismo que vivimos cada une desde nuestra realidad social y cultural.
Chile es una experiencia que me ha puesto en movimiento, creo que expatriarme ha sido una de las mejores experiencias vividas hasta la fecha, y me encanta el levantarme con un nuevo reto cada día, descubrirme capaz de cosas que no creía, ganar resiliencia, darme cuenta de que no estoy sola, que estoy conmigo.

Pero no me compensa. 

Mi labor en el SJM (que es donde puse más peso para quedarme un año más) no me invita a continuar allí, profesionalmente me siento un tanto estancada. Mi día a día es con personas con un perfil increíblemente similar al que podría encontrar en un puesto similar en Madrid. Por lo que una sensación que he tenido todo el año es que 'más que estaba haciendo un voluntariado, había llegado destinada a trabajar en otro país'.
También hacer relaciones personales en Santiago es inmensamente difícil. El ritmo de la ciudad es como una ruleta que no para y que para intentar entrar a formar parte tienes que tirarte contra ella, y eso duele. Ahí tienes que decidir si vives eso o asumes y te mantienes al margen. Por supuesto que también he creado relaciones muy bonitas y muy diferentes a las que he podido hacer hasta ahora en mi vida, y sé que se mantendrán (más allá de que me quede un año, dos o diez).

Así que no me compensa. No me compensan 17h de trayecto, 900€ de billete y 5h de diferencia.

Me he dado cuenta de que soy una persona que le gusta mucho volar, siempre y cuando esté cerca de sus raíces.



Así que, con toda la alegría y la tranquilidad del mundo sé que Chile tuvo una fecha de inicio, y tiene una de fin. Y está bien.
Y que Marta está en movimiento, así que puede que vuelva a Madrid y, una vez haya pasado el duelo de Chile y me haya estabilizado, repita una experiencia así o que quiera irme a trabajar/vivir a otra ciudad. Pero cerca de Madrid (ahí no tengo ninguna duda).

Vuelvo a principios de Febrero, porque ¡Adri (mi hermano mayor) y Silvia van a ampliar la familia! Y Sil sale de cuentas sobre esas fechas, que son justo los días que coinciden con mi fin de voluntariado. El círculo perfecto, así que si así está siendo es porque así tiene que ser, todo fluye :)


{Evangelio según Sta. Martus Lil. 21-9}





viernes, 13 de abril de 2018

Estoy apurando la casa...

Estoy apurando la casa significa que sólo quede un rollo de papel higiénico en el baño, que el aceite que utilice para cocinar sea rehusado de unas patatas fritas, que al bote lavavajillas manual dentro de poco vaya a tener que añadirle agua, que aproveche el bote de viaje donde traje el acondicionador del pelo para llenarlo de gel de ducha.

Estoy apurando la casa significa pensar cada día qué platos serán los elegidos para aguantar hasta el último día; es pensar qué sartenes me acompañarán y cuáles volverán con la Mari o incluso visitarán el cubo de basura; es ir mirando a la plancha tostadora (no busquéis en Google Imágenes, sale otro tipo de plancha) con ojos de despedida porque necesita ser retirada.

Estoy apurando la casa significa imaginar qué día será el que quite vuestras fotos de la pared de mi habitación; es pensar de manera estratégica qué día desconectaré el router; es ir siendo consciente de que tocará limpiar todo el polvo del balcón (que bien sabe toda persona que haya venido a este departamento que no hay poco).

Estoy apurando la casa es un sentimiento de nostalgia, y también de impresión ya que no imaginaría que, en menos de tres meses, llegase a sentirme así ante la despedida de este espacio. En Madrid no lo sentí, quizá sea porque no tuve el tiempo y el espacio para dar lugar a esa sensación.

Estoy apurando la casa significa hacer malabares con la comida que queda en la nevera y en los armarios; es pensar qué caja será la más indicada para transportar esa comida que quede, o si habrá que tirar algún alimento a la basura. Significa pensar bien qué alimentos merecen ser tapados por papel film/albal y cuáles no; o qué tuppers se pondrán el cinturón conmigo y cuáles se quedarán por el camino.

Estoy apurando la casa también es un plan de estrategia, donde la austeridad da paso a la creatividad más pura y a las carcajadas solitarias más grandes.



Tengo emoción, se avecina un gran cambio. Y me gusta, siento agudizar sentidos que ni conocía en mí y, una vez más, me siento crecer. Y no me siento crecer sola, me siento crecer conmigo misma.

miércoles, 14 de marzo de 2018

El motivo de mi ausencia..

El motivo de mi ausencia es diverso, ya que mi estado de ánimo se manifiesta de esa misma manera.
No sé si lo sabéis, pero recién tomé una decisión que está resultando bastante relevante en mi vida. (sí, más allá que el venirme hasta Santiago). Y ha sido dejar de estar tomando un tratamiento hormonal después de 6 años con descansos intermitentes.
Son 6 años donde tu cuerpo, por sí mismo, manifiesta una estabilidad (Marta no te mientas, la palabra "estabilidad" no existe) interna ya que hay "adormecimiento" hormonal.


Y tomas la decisión. Con la mayor actitud posible de apertura, de recibimiento, de acogida a esa Marta que lleva años medio-dormida.


Ojo, incluyamos que a eso se tiene que unir que sigo en proceso de adaptación en una realidad bastante diferente a la conocida.


Y pasa. Pasa que sientes, sientes todo, sientes cosas acordes, cosas contradictorias, evitas a todo el mundo, necesitas cariño (pero sólo el justo), quieres comer queso, necesitas hacer ejercicio cada mañana, te sientes sola entre la gente, echas de menos la risa de un amigo.
Y a ello se une el "no me apetece escribir el blog, quiero sentirme en cuerpo y mente aquí", con el "es justo para todes que deje alguna entrada, sino se me acumula el trabajo", con el "pero tengo que escribir cuando me fluya", con el "tienes razón", con el "ya pero..."


Y echas de menos y de más. Porque ellos y ellas no forman parte de este contexto, por lo que tenerlos en el What's App presentes cada día hasta te incomoda porque te impide crear relaciones aquí; pero forman parte de tu vida, por lo que te duele ver que hay planes/ideas/opiniones que te encantaría compartir con una cerveza y su compañía, pero no puede ser.


No sé si alguna de las personas que me leéis habéis vivido alguna vez una ruptura así de abrupta con vuestra "realidad". Pero, de verdad que creo que alguien que no lo ha vivido, de verdad que no puede hacerse una idea de cómo es. De lo difícil que es. De lo que inquieta. De lo mucho que tienes que ordenar tu cabeza cada día para entender lo que sientes y cómo lo sientes.


Gracias por estar cerca de mí, pero necesito espacio.
Gracias por respetar mi espacio, pero me gustaría sentiros cerca.

lunes, 19 de febrero de 2018

"Louis, presiento que este es el comienzo de una gran amistad."

Ayer, bueno en general el fin de semana, están siendo días muy especiales. Poco a poco voy encontrando un huequito entre la multitud chilena.

El sábado lo pasamos la Mari y yo juntas, paseando por el Cerro de Santa Lucía y hablando sin parar, con ella estoy viviendo momentos en los que no tengo necesidad ninguna de coger el teléfono ni tan siquiera para saber qué hora es.
Me encanta sentir eso, porque compruebo de manera consciente de que las buenas relaciones se construyen poco a poco y asentando bases, y nosotras estamos encontrando un espacio con muchísimas cosas en común. De lo que la conozco, pienso que es una persona muy bonita.

Pero ya hablaré de ella más adelante, y con más calma (se lo merece).

Ahora voy a contaros el día de ayer, un día donde, por extraño pueda sonar, las emociones que sentí fueron, a la vez, totalmente desconocidas y realmente familiares..



Escuché hablar de él al llegar aquí,

¿un festival gratis el mes que viene? ¡Claro! 

Pero no era un festival cualquiera...


Un festival donde la música, los olores, los colores, las personas, la alegría y las culturas se mezclan creando un ambiente de paz realmente armonioso.

Muchos, muchos, puestos con artesanía: telas, hojas, perfumes, bisutería. Todo tan diferente de lo que pudiese haber conocido.

Gente cantando y riéndose sin apenas conocerse, y muchísimos niños y niñas correteando, saltando. Familias desconocidas bailando entre sí, gente tumbada a la sombra durmiendo, jóvenes bebiendo y charlando. Y los y las artistas mezclados con el resto de personas que allí estábamos.

Era la mejor definición gráfica de la palabra vida.


Pero no todo queda ahí, en este pequeño Woodstock en el corazón de Santiago de Chile, no. Hablemos de la música, y de cómo un grupo, hasta entonces desconocidísimo por mí, me hizo sentir esa sensación que sólo me ofrece el Viña. (Quien haya hablado conmigo del Viñarock creo que puede hacerse una idea de lo que hablo, y también de que no me es posible describirlo con palabras.)


Aquí os dejo una canción de esta banda chilena, que se encarga de hacer todo tipo de música andina con un chinchinero: personaje popular chileno.

Banda Conmoción - Ciudad Traicionada

Música.
Sol.
Baile.
Sol.
¿He dicho 'sol'? Mis hombros lo aseguran.


Pero, parece ser, no era suficiente en el día, parece ser que no me sentía suficientemente pletórica con el nuevo descubrimiento.
Sabéis algunas personas otra de las grandes razones por las que soy carne de festival: 

Pues todo empieza porque la Franchie y yo, cansadas de estar sentadas, fuimos a ver el atardecer. Al cual llegamos a duras penas, aún así, las vistas eras increíbles. Ver el cielo de acá cuando atardece me hace sentir muy cerquita de Madrid.

Y en ese momento tan mágico, de nostalgia, admiración por la belleza, y la sensación de estar conociendo algo nuevo, apareció. Esa música.


Si algo yo asumí al venirme para acá es que mi contacto con la música techno se vería, por el momento, muuuuuy reducido. Pero ella me encontró. Y no fue suficiente con ello sino que descubrí que la Franchie también sentía pasión por este tipo de música.


Y, como esta música consigue, fluimos con ella.


Hablamos, reímos, bailamos, y nos pusimos de objetivo acabar el año habiendo encontrado este mundo aquí, y a poder ser, conocer el mundo rave.

No sé qué pensaréis al respecto, pero yo tengo claro que no nos frena nada ni nadie.

Me siento ahora mismo como diría Humphrey Bogart: 

"Louis, presiento que este es el comienzo de una gran amistad."





jueves, 15 de febrero de 2018

Ese día que necesité dos horas para mí antes de atender..

Son testimonios,
vivencias,
necesidades y problemas reales.

Sucesos en los cuales tú, como persona que se sienta enfrente, corres el riesgo de romperte. De empatizar con su situación y acariciar su dolor en tu piel. 
Y saber que esta persona viene a ti en busca de ayuda, de orientación para conseguir una situación mejor...

...y a veces no se puede.

Y debes hacerte cargo de comunicárselo a la persona, de decirle que no puedes ofrecerle esa cobertura. Y ves su rostro y cómo cambia progresivamente. Y escuchas su enfado, su incompresión, su impotencia, y cómo todo esto acaba transformándose en frustración, dolor, agotamiento y el autoconvencimiento de que no le queda otra opción de seguir (o no).

Y te duele. Te duele dar esa noticia y contemplar esa reacción porque, aunque sepas que no debes, te sientes responsable.
Te es inevitable, eres empática, y ese sentimiento (bueno, mejor hablo en plural), esos sentimientos los meten en tu mochila. Y claro, la mochila va contigo. Y esos sentimientos pesan.


Y el peso, al final, duele.




Decidí emprender mi futuro en esta dirección....no sé bien por qué, supongo que así lo sentí ya que en ningún momento contemplé otro camino.
Actualmente me veo con la energía y disposición de que, aunque en un primer momento cargue con esa mochila, al llegar a casa la abriré, aceptaré el contenido y haré por trabajar conmigo misma. Para saber que 'dolor', 'empatía' y 'frustración' son reales y no puedo dejar que 'responsabilidad' aparezca como un único todo. Porque hay que tener claro que no siempre todo depende de una, y hay veces, que no se puede.
Y está bien. Es humano y es real. Este trabajo no nos convierte en diosas omnipotentes con la habilidad del total arreglo (aunque, desgraciadamente, en ocasiones se vea así). Hay situaciones abarcables, y situaciones que no dependen de nosotras.

Y ahí está la importancia de tenerlo claro, a veces no se puede y no es culpa nuestra.

domingo, 11 de febrero de 2018

Un batido de naranja con plátano.

"Ya, simplemente no te encuentras."

Y sí, supongo que esas son las palabras.
Me siento triste, cansada, con ganas de socializar pero no de llegar a "conformarme".

Poner tierra de por medio, me ayuda a añadir perspectiva, y a saber valorar bien y sanamente.

Siento todo muy real desde que pise este país, y eso me encanta y me agota. El hecho de empezar de cero me ayuda y me hace discernir. Discernir mucho. Y es realmente difícil parar frente a algo y preguntar a mi yo de ahora sí realmente eso es lo que quiero.
No puedo dejarme llevar por una corriente creada hace años.

Y me convierte en mi yo más pura...y la verdad que la idea me encanta.

martes, 6 de febrero de 2018

Vale, ¿y yo?

Fue a la vuelta del Festivern cuando mi cuerpo fue realmente consciente de lo que me esperaba, y se revolucionó.
Fueron días de inquietud, de hacer cajas para mudanza, de discernimiento, de despedidas, de tristeza, de euforia, de nostalgia, de ansiedad. Dependía del momento, la compañía y el alineamiento de mis hormonas para mi estado de ánimo.
Recuerdo la emoción y comprensión de hablar con Aurora, mi acompañante VOLPA en Madrid, los días previos a mi viaje, como ella podía entender bien esos nervios.
Recuerdo el cariño y arropo de mis padres, que los últimos días noté que se dedicaron únicamente a darme amor porque querían que eso fuese la base del inicio de mi viaje.
Recuerdo el sentimiento de pertenencia el fin de semana que celebramos mi despedida, donde fui realmente consciente que, por muy dura que quiera creerme, realmente os echaré de menos.
Recuerdo el acompañamiento día tras día, sensación tras sensación, de él, de Manu, de como hicimos por hablar como nos sentíamos en todo momento sin dejar de disfrutar nuestros últimos días.
También recuerdo la congoja de los últimos dos días, el sentimiento de pérdida que ya nacía en mí y la pena tan grande que había en mí del sentir que dejaba atrás mi mundo.

Pero también sentía algo que no había sentido nada antes de una manera tan firme, y que mi amiga Ana supo ponerle las palabras exactas:

Estaba haciendo lo que realmente quería hacer.

Y siento orgullo de pensarlo, como después del último año y las adversidades que he encontrado, he sabido superarlas, aprender de ellas. Y acá estoy, en Santiago, cumpliendo aquello que me había propuesto, con disposición de exprimir cualquier experiencia que viva a este lado del charco.


PD: llevo tres entradas en el día de hoy, me he ganado un descanso, quedan días para seguiros contando. Porque si algo estoy procurando aquí es dedicarme tiempo de calidad.


Hasta la proxima :)